Cuando el camino se vuelve brújula.

El Proyecto de Vida no es un logro ni una meta externa. Es una forma de estar en el mundo: con dirección, coherencia y sentido. No se trata de tener todo planeado, si no de sostener un eje interno que nos permita elegir con libertad.

A veces la ruta se difumina, otras hay que cambiar de sendero pero cuando hemos construido ese Proyecto de Vida desde el significado, incluso la confusión tiene orientación; nos lleva de vuelta a nosotros mismos.

Un Proyecto de Vida bien integrado no esclaviza ni limita, al contrario, nos libera de la inercia y de la dispersión. Nos permite decir "No" sin culpa y "Sí" con compromiso. Nos ayuda a discernir qué merece nuestra energía, tiempo y amor.

No es un plan. Es una presencia.

¿Qué señales te indican que estás siendo fiel a tu propio rumbo?

María Muratet Embuena.

Esta reflexión se basa en los contenidos del Modelo Educativo de Semiología de la vida cotidiana®, creado por el Dr. Alfonso Ruiz Soto®.