Cuando el deber y el deseo tiran de ti en direcciones opuestas.

A veces el deber no es más que una versión domesticada del deseo.

MAYO 2025

María Muratet Embuena.

5/25/20251 min leer

Terapia
Terapia

Muchos de nuestros deberes nacieron de un deseo auténtico. Elegimos cuidar, enseñar, acompañar, aprender... porque nos llenaba.

Pero con el tiempo, lo que fue elección se volvió rutina. Se institucionalizó. Y olvidamos su origen. El deseo se volvió deber. Y el deber, carga.

Hoy puede que sigamos haciendo lo mismo, pero sin alegría. Con esfuerzo, con resistencia.

Y no porque haya dejado de tener sentido, sino porque dejamos de recordar por qué lo deseábamos en primer lugar.

Cuando el deseo se desconecta de la conciencia, sobrevive en forma de deber. Por eso, a veces el conflicto no es entre dos opuestos, sino entre el recuerdo y el olvido del mismo impulso original.

¿Hay algún deber en tu vida que recuperaría sentido si volvieras a desearlo?

María Muratet Embuena.

Esta reflexión se basa en los contenidos del Modelo Educativo de Semiología de la vida cotidiana®, creado por el Dr. Alfonso Ruiz Soto®.