Cuando tu vocación asoma.

La vocación no aparece resuelta, ni se impone de golpe. Se descubre en el murmullo de lo que amamos, en las huellas de lo que hemos buscado sin saber por qué, en lo que nos conmueve con solo imaginarlo.

Pero descubrirla no basta. Hace falta asumirla. Aceptar que eso que nos mueve profundamente es legítimo, aunque sea distinto, aunque dé miedo, aunque implique soltar otras rutas.

Y una vez asumida, llega el paso más retador: implementarla. Bajarla a la tierra, traducirla en decisiones, en actos, en una forma de vivir.

Hay quien aún la busca. Quien ya la ha encontrado, pero no se atreve. Quien la vive, pero no la expande.
Cada quien va a su ritmo.

¿En qué etapa estás tú: descubriéndola, asumiéndola o implementándola?

María Muratet Embuena.

Esta reflexión se basa en los contenidos del Modelo Educativo de Semiología de la vida cotidiana®, creado por el Dr. Alfonso Ruiz Soto®.